viernes, 4 de julio de 2014

La UNAM reedita obras de José Emilio Pacheco y Juan Gelman

La Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha reeditado los libros Los días que no se nombran, de José Emilio Pacheco, y Hoy, de Juan Gelman, como homenaje a estas dos figuras destacadas de la poesía latinoamericana contemporánea, recientemente desaparecidas.

Cubierta del libro
José Emilio Pacheco (1939-2014) estudió derecho y filosofía en la UNAM, donde inició su labor literaria. Poeta, narrador y periodista, su trayectoria literaria atesora los dos premios literarios más prestigiosos de la lengua española, el Reina Sofía y el Cervantes. La poesía de Pacheco está hondamente marcada por una doble obsesión: el paso del tiempo y la fugacidad del mundo, y el rechazo de cualquier forma de retoricismo lírico. Como dice uno de los poemas de este libro, 
No hay sinónimos
existe nada más el término exacto,
una palabra para cada cosa. Debe ceñirse,
como la piel al cuerpo, a lo que nombra.
Octavio Paz dijo que sus poemas eran «un homenaje al No, al tiempo, que para él es el agente de la destrucción universal, y a la historia, que para el escritor es un paisaje de ruinas».

Esta reedición de Los días que no se nombran, amplia antología personal del autor integrada por 350 poemas pertenecientes a trece libros, viene prologada por Jorge Fernández Granados, quien revela algunas de las claves para adentrarse en la poesía del autor, caracterizada a muy grandes rasgos por el pesimismo, la meditación del tiempo, la ironía y la despersonificación.

Cubierta de Hoy (Visor, 2014)
El otro título reeditado por la UNAM es Hoy, de Juan Gelman (1930-2014), el último libro de poemas que publicó el poeta argentino. Como se sabe, la obra de Gelman está signada por la tragedia del secuestro y desaparición de sus hijos y su nuera durante la dictadura militar en Argentina. Su labor creadora, que se alineó en la década de 1960 con la de autores como Ninacor Parra, Ernesto Cardenal o Roque Dalton en cuanto a la reivindicación de la dimensión coloquial y política del hecho poético, no fue ajena sin embargo a la experimentación. 

Hoy se compone de una larga serie de poemas en prosa que indagan, según el autor, «la pérdida de su hijo Marcelo, la condena de los asesinos y el abismo insondable del mal en el mundo de hoy». En ellos la palabra del poeta se pregunta «cuánto tiene que esperar la esperanza», exhibiendo su nunca abandonada filiación vallejiana, sus frases llenas de «cortes» y su peculiar sintaxis entrecortada:
Las vigas dónde / las puertas qué / el armario de las palabras dobles para que afuera no entre / los invitados sin caballo / ni una caverna para huir / Blake / William Blake / quería disecar a una mujer para llevarla consigo a su ataúd / no capitulara su gracia / ni su fragilidad o desierto cuando se convertía en elixir / construía una casa con el fulgor de la palabra muda.
La poesía de Juan Gelman y la de José Emilio Pacheco son muy diferentes. Pese a ello, hay un elemento que las hermana: su aspiración a salvar las injusticias del olvido y las falacias de lo lírico. Las ediciones de la UNAM los hermana también ahora en un gesto de homenaje a la escritura dos poetas imprescindibles.

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