Este viernes 13 de julio la traductora hispano-mexicana Selma Ancira visitará la Sección de Filología de la Universidad de La Laguna para hablarnos de Lev Tolstói. La charla tendrá lugar en la sala de audiovisuales de la facultad, a las 13:00 horas. Gracias a la invitación de la Librería de Mujeres, donde este jueves presentará su traducción de la novela Loxandra, de María Iordanidu, tendremos la oportunidad de ver y escuchar a una de las figuras más relevantes de la traducción literaria contemporánea.
Selma Ancira, 2012. Foto: Wikipedia. |
Selma Ancira nació en Ciudad de México en 1956 y actualmente vive en Barcelona. Estudió filología rusa en la Universidad Estatal de Moscú y griego moderno y literatura griega en la Universidad de Atenas. Es una autoridad en la literatura rusa de los siglos XIX y XX y en la literatura griega moderna. De la primera ha traducido al español casi toda la obra en prosa de Marina Tsvietáieva, así como obras de Pushkin, Gógol, Dostoievski, Tolstói, Bulgákov o Nina Berbérova, entre otros. En cuanto a la segunda, ha traducido a autores como Seferis, Ritsos, Kampanelis y Iordanidu. Su labor traductora se ha centrado en la narrativa, pero también abarca el teatro y la poesía.
Desde este blog queremos ofrecer una breve muestra del trabajo de Selma Ancira, y para ello hemos realizado una selección de obras traducidas por ella como recomendación de lectura para nuestros lectores y lectoras. Se trata de cinco libros que reúnen un selecto ramillete de joyas de la literatura occidental.
La primera obra que recomendamos es Mi Pushkin (Acantilado, 2009), de Marina Tsvietáieva. De todos los enigmas del alma rusa Pushkin es, sin duda, el mayor. Y lo es porque su poesía, el lenguaje literario que creó (y que, según una frase común, es «nuestro todo» para los rusos) es inaccesible a los que no lo podemos leer el original. Como escribió Sergio Pitol, «toda la anterior literatura era deleznable». Mi Pushkin es un diálogo entre el autor de Eugenio Oneguin y Marina Tsvietáieva ¿Y cuál puede ser el diálogo entre el genio del Siglo de Oro de la literatura rusa, muerto en un duelo en 1837, y una de las más destacadas representantes del Siglo de Plata de esa literatura, la propia Tsvietáieva?
En este breve libro de prosa poética, Tsvietáieva describe, en un cuadro muy personal y delicado, la fascinación de un Pushkin que la acompaña como hablante de ruso casi desde la cuna. «Pushkin fue mi primer poeta, y a mi primer poeta - lo mataron». Sin ser un libro fácil para los no iniciados en los símbolos de la cultura del Siglo de Oro ruso, de la que Tsvietáieva se consideraba heredera, este librito es una buena manera de acercarnos a su obra. Dicen los que han leído el original que, en la traducción de Selma Ancira, podemos apreciar el latido de la prosa de Marina Tsvietáieva: sus pausas, sus silencios, sus juegos con la sintaxis, sus descubrimientos.
No podemos dejar de mencionar la importancia de Tsvietáieva en la vida de la traductora: puede decirse que la poeta fue «descubierta» para el lector en español, con sus traducciones publicadas en México casi al mismo tiempo en que fueron redescubiertas por los lectores rusos. Por eso recomendamos otra obra de Tsvietáieva traducida por Selma Ancira, Mi madre y la música, publicada también por Acantilado (2012). En el caso de esta obra, la traducción ha superado las fronteras del libro para ser llevada a escena en la voz de la propia Selma, como puede verse el fragmento del montaje disponible en la Web: Mi madre y la música.
Si queremos adentrarnos en ese océano que es la literatura rusa de los siglos XIX y XX, el Paisaje caprichoso de la literatura rusa: antología (FCE, 2015) es una magnífica puerta de entrada. Ahí están Gógol, Dostoievski, Tolstói, Chéjov, Bunin, Pasternak y la propia Tsvietáieva, entre otros autores y autoras. Aunque las grandes novelas de esta literatura (Almas muertas, Guerra y paz, Los hermanos Karamázov…) no caben en los limitados márgenes de una antología, la selección de pequeñas obras que este libro contiene permite contemplar desde la orilla aquel océano insondable.
La literatura griega moderna es, como dijimos, la otra gran literatura a la Selma Ancira ha dedicado su esfuerzo y dedicación, sobre todo a dos poetas de la llamada generación de 1930: Seferis y Ritsos. De Yorgos Seferis ha traducido varias colecciones de ensayos, como los recogidos en el volumen Todo está lleno de dioses (FCE, 1999), y su poesía completa junto Francisco Segovia, Mythistórima: poesía completa (Galaxia Gutenberg, 2012). De Yannis Ritsos ha traducido varias libros de poesía, como el conjunto de monólogos dramáticos titulado Áyax (Acantilado, 2008).
La obra que aquí recomendamos es una de las novelas más conocidas de la literatura griega: Zorba el griego (Acantilado, 2015), de Nikos Kazantzakis. Popularizada por la versión cinematográfica, en la que Anthony Quinn hizo el papel de su vida, la novela es un canto al vitalismo personificado en la figura de su protagonista, Alexis Zorba, un viejo operario a quien conoce el narrador de la novela. Como dice este al comienzo del libro, «si quisiera elegir entre las personas que han dejado las huellas más hondas en mi alma, tal vez destacaría a tres o cuatro: Homero, Bergson, Nietzsche y Zorba.» El narrador es un joven intelectual que decide abandonar sus libros por unos meses para reabrir en Creta una mina de lignito. La fuerza y la ebriedad vital de Zorba, que siempre va acompañado de su santuri, le fascinan por completo, hasta el punto de que el joven llega a considerarlo un guía espiritual, de cuya sabiduría, sin embargo, no llega a aprovecharse. Un buen libro para el verano.
La obra que aquí recomendamos es una de las novelas más conocidas de la literatura griega: Zorba el griego (Acantilado, 2015), de Nikos Kazantzakis. Popularizada por la versión cinematográfica, en la que Anthony Quinn hizo el papel de su vida, la novela es un canto al vitalismo personificado en la figura de su protagonista, Alexis Zorba, un viejo operario a quien conoce el narrador de la novela. Como dice este al comienzo del libro, «si quisiera elegir entre las personas que han dejado las huellas más hondas en mi alma, tal vez destacaría a tres o cuatro: Homero, Bergson, Nietzsche y Zorba.» El narrador es un joven intelectual que decide abandonar sus libros por unos meses para reabrir en Creta una mina de lignito. La fuerza y la ebriedad vital de Zorba, que siempre va acompañado de su santuri, le fascinan por completo, hasta el punto de que el joven llega a considerarlo un guía espiritual, de cuya sabiduría, sin embargo, no llega a aprovecharse. Un buen libro para el verano.
Nuestra última recomendación es el libro Después del baile (Acantilado, 2016) que contiene tres narraciones de Tolstói. La que da título al volumen, «Después del baile», es un relato breve claramente dividido en dos partes: la primera narra un baile palaciego, la segunda cuenta lo que ocurre «después del baile»; ambas partes se entrelazan como lo hacen azar y destino en toda existencia humana. El segundo relato, «Tres muertes», narra la muerte de tres seres, y tal vez constituya, junto a «La muerte de Iván Ilich», uno de los relatos más impresionantes de su autor. El relato que cierra el libro, «Cuánta tierra necesita un hombre», es una fábula literaria sobre la codicia. Los tres constituyen hondas meditaciones sobre la naturaleza humana y una muestra magnífica del arte de Tolstói.
La labor incansable de Selma Ancira ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de su obra en 2011, y la Medalla Pushkin en 2008, máximo galardón que Rusia concede a los artistas extranjeros.
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