V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús: las «moradas» de Teresa Sánchez

Mañana se cumplen 500 años del nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, más conocida como Santa Teresa de Jesús. Escritora, religiosa carmelita, mística, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos, Teresa Sánchez es sin duda uno de los faros que iluminan la tradición espiritual española. Para este V Centenario (500STJ) se ha constituido una Comisión Nacional, creada por decreto, cuyo objetivo es programar, impulsar y coordinar las distintas actividades que se van a llevar a cabo para celebrar este acontecimiento.

Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

Teresa Sánchez (1515-1582) entró en el convento de la Encarnación (Ávila) en 1533, donde fue primero monja y después priora, antes de comenzar la reforma de la orden a la que pertenecía, la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, a través de la fundación de una serie de conventos llamados de los Carmelitas Descalzos, orden nueva que nace en el siglo XVI en España como producto de la labor que tanto ella como San Juan de la Cruz llevaron a cabo.

El origen de la reforma fue el descontento por la relajación de las normas que regían la orden, y su objetivo era regresar a la austeridad y la pobreza que pensaba constituía el verdadero espíritu del Carmelo, un movimiento de regreso a los orígenes del cristianismo primitivo que fue una constante en la historia de las órdenes religiosas desde la Alta Edad Media. El Libro de las fundaciones es la obra que recoge el proceso de la aventura reformista teresiana. 

Su obra literaria no está exenta de variedad. Cultivó la lírica religiosa, escribió tratados místicos con una finalidad didáctica (Camino de perfección y Las moradas), así como numerosas cartas y una Vida en la que narra, con una escritura viva pero no exenta de dificultad para el lector moderno, los principales acontecimientos de su andadura vital, entre los cuales ocupan un lugar preeminente sus éxtasis místicos, que dan fe de la enorme intensidad de su vida interior.

Este aspecto de la experiencia espiritual teresiana, que pertenece a la tradición mística cristiana occidental (Eckhart, Margarita Porete, Juan de la Cruz, Silesius...), es, junto a su labor fundacional, uno de los más apasionantes y controvertidos de su obra. En especial el que ha ocupado a los especialistas durante décadas: el de la relación de la mística cristiana y las místicas islámica y judía, ya que muchos de las imágenes y símbolos son comunes a las obras de los poetas que pertenecen a estas tres grandes tradiciones.

El símbolo que vertebra su obra Las moradas o Castillo interior, el de las siete moradas o castillos concéntricos que atraviesa el alma en su viaje hasta llegar a la contemplación extática de la divinidad, es un motivo que está presente en las tres tradiciones místicas, y el problema de su originariedad ha ocupado a muchos investigadores, entre los que cabe destacar a Miguel Asín Palacios, Luce López-Baralt y José Ángel Valente.

Valente enfoca bien el problema en su ensayo "Sobre el lenguaje de los místicos: convergencia y transmision": "la tradición mística de las tres religiones presenta de entrada un obvio fenómeno de convergencia por la raíz", es decir, un fenómeno que tiene que ver con la convergencia en la expresión de la experiencia interior, raigal, compartida por los místicos de las tres religiones, más allá de los fenómenos de transmisión o, más exactamente, incluyendo estos fenómenos. 

Hoy en día, ya pasada la New Age en la que la Tradición espiritual de Occidente y Oriente se reblandeció al entrar en contacto con la sensibilidad postmoderna, no es en absoluto estéril volver a la obra de Teresa Sánchez. Tal vez en ella encontremos el hilo dorado que nos reoriente en el mundo en que vivimos: voluntad e interioridad.

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